Gulliver es un descubrimiento de canción. Se inicia con la urgencia de unos guitarrazos que indican la zozobra y dinamismo sobre la que se va a edificar el tema. Miguel canta en la introducción a medio camino entre el recitado y la declamación, y nos anticipa "en esta noche oscura". Para después interrumpir el medio tiempo con un redoble de tambores africanos que nos meten de lleno en el tumulto de la guerra. Las baterías son para escucharlas a pleno volumen, así como el coro que apoya a Miguel a lo largo del estribillo. Por no hablar de las guitarras, que se doblan la una a la otra entre notas arpegiadas y trallazos sincopados con las percusiones.
El Hijo del Capitán Trueno es un remanso tras la tormenta. En ella, Miguel hace alusión a la batalla generacional que estableció con su padre, el famoso torero Luis Miguel Dominguín / Capitán Trueno. Aunque su padre le instó a que eligiese una profesión más "masculina", él prefirió tirar por la vena artística de su madre, la actriz Lucía Bosé. Así que la bronca estaba servida.
Te Digo Amor es un balada al estilo en que se cerraban las Caras A de los LPs, cuando aún se editaba en modo vinilo. Un tema agradable de escuchar con mucho labor en los coros, donde aparece por primera vez la palabra "sereno" que da título al disco.
Tic Tac es dinámica, y el disco vuelve a tomar un ritmo trepidante de baile al ritmo del reloj. Mientras Respire es una nueva canción de amor.
Morena Mía es otro clásico intemporal de Miguel. En él hace gala de una sensualidad más sofisticada que la que mostró años atrás con Bambú en su disco Salamandra. En esta ocasión, el juego cómplice de preliminares entre Miguel y su chica, deriva en que "nadie como tú me sabe hacer Café". En los conciertos de Miguel siempre me maravillo del predicamento que este tipo de canciones tiene entre sus fans, ese duelo entre iguales que mezcla momentos de dominio consentido y ternura a raudales.
Sereno es otro número de baile a la manera de La Noche Me Gusta con mucha parafernalia electrónica. Y la superficie vitalista y zen del tema esconde el ruido y la furia de la confesión del artista de haber "tocado fondo". Un cierre perfecto para una obra maestra de este polifacético artista.
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