Allí como aquí, obviando el detalle de que España no es un cadáver -aún-, quienes tienen que decidir sobre la vida/muerte de quien yace postrado, auscultan y preguntan para obtener información, hacen observaciones y plantean supuestos así como condiciones para que la operación se lleve a efecto con final feliz.
También allí como aquí, los hay quienes sostienen la batuta y marcan la pauta de la negociación -léase el Banco Central Europeo-, quienes se muestran atentos en un primer plano -Berlín, Roma, por distintos intereses-, y quienes ven los toros desde la barrera, e incluso con actitud huidiza o esquiva -caso de los Países Nórdicos-, como si la fiesta no fuese con ellos o bien quisieran evitarse el mal trago del fúnebre velatorio.
Con su técnica del claroscuro, Rembrandt pone el foco de luz -spotlight- allí donde le interesa que los protagonistas del cuadro brillen como en un escenario, mientras difumina al resto de figuras hasta dejarlas prácticamente en penumbra, estrellas invitadas a una obra de cuya representación y decurso estamos aún lejos de conocer el final.
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