El, por así llamarlo, cantante, hace un alarde de profesionalidad inversa, con continuas llamadas al estribillo siempre que se olvida de la estrofa, con arrancadas de caballo y paradas de burro, y una dispersa interpretación que no es que roce el ridículo, sino que lo supera con creces. En fin, quien haya tenido humor de ver los otros dos vídeos, observará que, en esta ocasión, hemos aderezado el horror sonoro con unas diapositivas más trabajadas que en las dos canciones anteriores, pues entendemos que sin ellas la digestión completa del vídeo puede causar efectos secundarios de difícil reparación.
Más allá de la anécdota, decir que la moraleja del cuento quizás nos venga bien para empujar a nuestro Gobierno a tomar decisiones respecto al rescate europeo. También el Alcalde de Hamelin se puso a vacilar con el Flautista, y del cabreo de aquél por poco se deriva una desgracia de funestas consecuencias para el pueblo. Seamos serios, para romper el nudo gordiano de reducir déficit y devolver deuda, vía recortes y vía crecimiento económico, necesitamos ayuda.
Por dos razones.
Y, aunque en lugar de flautista es panderetero, no se qué me da no incluir a Mr. Tambourine Man de Bob Dylan, otro personaje de ensueño que te lleva a donde no quieres ir, como la Suzanne de Leonard Cohen.
Más cerca, son Ñu y su cantante José Carlos Molina, quienes han llevado la flauta por enseña, y han hecho de ella su signo de identidad en canciones como No Hay Ningún Loco. También Mägo de Oz, con su exitosa Fiesta Pagana.
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