miércoles, 22 de octubre de 2014

Time Out of Mind

El tiempo se diluye en un presente instantáneo y me cuesta hacer recuento del día, la semana o el mes. En mi cabeza se concentra con furia una afluencia de ideas que me impide conciliar el sueño a placer.

Finalizó el verano con la infección por el virus del ébola de una auxiliar de enfermería en el Hospital Carlos III, a pesar de la mala gestión médica e informativa del percance, hoy afortunadamente curada. Le siguió la frustrada independencia de Escocia. Y con la de Cataluña aún por venir, parece que no quedase otro remedio que volverse a enfrentar una y otra vez a los mismos problemas que pensábamos que habíamos dejado atrás. Después han llegado las tarjetas "black" de Caja Madrid. Con sus gastos en B, los cuatreros de safaris, fiestas nocturnas, trajes, atrezzo y gotelé han quedado retratados en el escandallo de listas infinitas de pormenorizado derroche y caradura. Estos responsables políticos de la Caja aprovecharon la escenografía triunfalista de la década pasada para dar rienda suelta a su despilfarro. Sin frenos ni cortapisas externas ninguna y sin cortafuegos morales que parasen sus pies, los españoles nos hemos visto expuestos al bochorno internacional de sus excesos. El daño cometido por robo manifiesto es innegable y nada difícil de probar. Otro cantar serán las consecuencias penales para los avaros prohombres de esta nuestra comunidad. Y qué va a hacer Rodrigo Rato si le dejan colgado en mitad de su actuación de prestidigitador. Un funambulista sin su red, pensando mientras cae que esta vez no la contará. Se conoce que el segundo puesto en la sucesión de Aznar espoleó su ambición hasta traspasar los límites del enriquecimiento lícito. La ínclita Esperanza Aguirre, por su parte, data esta falta de "acierto" desde la salida de Rato del Fondo Monetario Internacional (FMI). Tampoco me gustaría estar en el pellejo de Miguel Blesa, cual superviviente anhelando la oportunidad de ser rescatado. El tren del juez Elpidio Silva pasó una sola vez en su vida, pero ahora sí que parece que Blesa ha llegado a su última estación. Aún con todo, y a pesar de ser estos hechos muy graves, lo que de veras me desvela y quita el sueño es el cierre de la empresa que fabricaba las piruletas Fiesta y los chupa-chups Kojak. Ya no no volveré a catar el chicle bajo el caramelo del Kojak, ese tierno vicio de infantil. Esa sensación empalagosa en el paladar que era azúcar en vena y caries segura para la dentición. En un escenario más cercano, también quiebra la compañía que explotaba los hoteles Aisia. Personalmente, guardo un grato recuerdo de una masaje relajante que me dieron en el Aisia Islares una tórrida tarde de julio después de comer ... Y en esto que la cadena de televisión Cuatro estrena Adán y Eva. En palabra de una de sus primeras protagonistas un "fascículo" de la Biblia. La misma Eva catalana que eligió a su Adán andaluz. Éste, ante el desconocimiento de geografía básica de su compañera, se ofreció a plantarle la Alhambra en Córdoba si no era de su gusto en Granada, sin caer en la cuenta de la tormenta regional que pudiera causar con tal de conquistar a su pareja frente a otro desnudo gañán que se la disputaba. Y es que de nada sirve ocultar nuestra imbecilidad bajo la superficie de nuestra desnudez. El espejo sigue mostrando al monstruo por más que nos intentemos esconder. Vamos, igualito que Oriol Junqueras -en la vuelta de Salvados de Jordi Évole- dándose el homenaje y confraternizando en torno a un cocidito andaluz cortesía de una familia de la tierra que tuvo el detalle de agasajarle en su casa.

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