Hola a Todos, soy Robert Smith y soy Cojonudo!!!

Pues eso, todos contentos, el Athletic jugó un partido cojonudo en San Mamés (Valverde dixit), y Robert Smith (versión Muchachada Nui) dio simultáneamente un concierto cojonudo en el BEC. Más de uno habría deseado poseer el don de la ubicuidad, pero hubo que elegir y yo opté por The Cure.

Eran poco más de las nueve y subían al escenario del BEC Robert Smith y sus huestes/séquito. De riguroso negro y con el pelo cardado que ni la difunta Duquesa de Alba, Robert Smith se mostró entre tímido y nervioso saludando a la concurrencia de las primeras filas en los primeros compases del primer tema, Plainsong. Por su parte, el bajista Simon Gallup, único miembro original (aunque durante temporadas apartado del grupo por sus excesos químicos) de The Cure junto al cantante/guitarrista, ejercía de Little Steven (brazo derecho del jefe), recorriéndose el escenario de lado a lado con su bajo inalámbrico cual conejito de Duracell.

No es canción para abrir un concierto, criticaban unos catalanes tras de mí en perfecto catalenglish, con mucho opening y por ahí. Le siguió Pictures of You que pareció calmar las ansias de mis vecinos porque no escuché crítica al respecto. En A Night Like This asistimos al primer lucimiento personal en el solo de guitarra de Reeve Gabriels, compañero de fatigas de David Bowie hasta su muerte el pasado 10 de Enero. En de Blood sonaron las guitarras acústicas y castañuelas de aires flamencos. The Baby Screams, Push y una discotequera In Between Days nos recordaron que Robert no se había salido del carril de dos de sus álbumes más exitosos y aclamados: Disintegration y The Head on the Door.

Pero no hizo falta llamarle la atención sobre este detalle porque él mismo anunció el cambio de disco con una declamante/oriental If Only Tonigh We Could Sleep de Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me que, anunció, únicamente podríamos oír en el BEC. Charlotte Sometimes me retrotrajo a Standing on a Beach: the singles 1978-1986, álbum que mi hermano Mikel tenía en versión cassette incluyendo doce caras B que no entraron en el LP original. Es el único caso por mí conocido de pérdida de magnetismo en cinta de tanta caña como le dimos vuelta y vuelta (admito que puede ser una exageración, pero así es como lo recuerdo).



Entre canción y canción, Robert curtía su garganta de timbre agudo y su desbordante tolva con la receta mágica de Keith Richards a base de generosas dosis de Vodka-Naranja (léase destornillador) que, sin ningún disimulo, su roadie le servía a pares sobre el amplificador. Quien no precisaba de carburante extra era el joven batera, impresionante en pulso mantenido y potencia, con una patada de bombo que ya quisieran para sí muchas bandas de heavy metal. Por si cabía alguna duda, el bueno de Simon Gallup, aparte de la cresta post-punk pertinente, unos pantalones elásticos que no dejaban lugar a la imaginación y unas botas con hebilla, vestía una camiseta de Iron Maiden sin mangas, por aquello de resaltar los tatoos.

Cuando sonaron los primeros compases de Lovesong, fue inevitable establecer la comparación de la versión en directo de The Cure más movida/rápida con la lenta/romántica que Adele le dedicara en su álbum 21, más ajustada a la original que la banda grabara en Disintegration. Just Like Heaven supuso un punto de inflexión para transitar por territorios lúdicos, con Robert enarbolando la guitarra acústica y dejando que Reeve y, hasta el teclista, se luciesen. En From the Edge of the Deep Green Sea siguió el alarde virtuoso de Reeve. Prayers for Rain y Disintegration supusieron la vuelta al álbum homónimo y al espectacular registro que del mismo hiciera Robert en 2002 en vivo/DVD en el Tempodrom de Berlín y publicado un año después como The Cure: Trilogy [por los tres álbumes: Pornography / Disintegration / Bloodflowers interpretados íntegramente de cabo a rabo].



Y hasta aquí la primera hora y media de concierto, para seguir con los tres bises que siguieron de 20 minutos cada uno, aprox., ver Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me en este mismo Blog.