martes, 10 de octubre de 2017

El Flautista de Hamelin

Resultado de imagen de Parental AdvisoryUna nueva entrega de los Cuentos Repelús. Aquella cinta magnetofónica que, de manera anónima, cayó en mi poder, está dando mucho juego. Primero fue Caperucita Roja y, después, Los Tres Cerditos. Pues bien, El Flautista de Hamelin no les va a la zaga en cuanto a desafine vocal e instrumental, así como en su dudoso mal gusto. Vamos, lo que hemos dado en llamar un cuento repelús en toda regla (manténgase fuera del alcance de l@s niñ@s).


El, por así llamarlo, cantante, hace un alarde de profesionalidad inversa, con continuas llamadas al estribillo siempre que se olvida de la estrofa, con arrancadas de caballo y paradas de burro, y una dispersa interpretación que no es que roce el ridículo, sino que lo supera con creces. En fin, quien haya tenido humor de ver los otros dos vídeos, observará que, en esta ocasión, hemos aderezado el horror sonoro con unas diapositivas más trabajadas que en las dos canciones anteriores, pues entendemos que sin ellas la digestión completa del vídeo puede causar efectos secundarios de difícil reparación.

Más allá de la anécdota, decir que la moraleja del cuento quizás nos venga bien para empujar a nuestro Gobierno a tomar decisiones respecto a la Declaración de Independencia de Cataluña. También el Alcalde de Hamelin se puso a vacilar con el Flautista, y del cabreo de aquél por poco se deriva una desgracia de funestas consecuencias para el pueblo. Seamos serios, para romper el nudo gordiano de una Cataluña Independiente o una Cataluña dentro de España, es necesario dialogar.

Una Reforma del Estado o como quieran llamarlo. Y desde luego, ya se sabe que no hay peor enfermo que quien no quiere reconocer su enfermedad.
Por dos razones:
- Porque en su condición de paciente irresoluto evita acudir al médico para su correcto diagnóstico.
- Porque, mientras investido de su tozudez el enfermo deja pasar los días, al mismo tiempo se precipita inexorablemente hacia el agravamiento de su dolencia.


Por último, recordar a otros bardos y flautistas que con su inmensa generosidad y arte han aportado obras musicales fantásticas a la humanidad, La Flauta Mágica de Mozart, el Thick as a Brick de los Jethro Tull de Ian "Calzas Largas" Anderson, los primeros discos de Genesis con Peter "A Flower" Gabriel y nuestro querido Syd "The Piper at the Gates of Dawn" Barrett de los primeros Pink Floyd.

Y, aunque en lugar de flautista es panderetero, no se qué me da no incluir a Mr. Tambourine Man de Bob Dylan, otro personaje de ensueño que te lleva a donde no quieres ir, como la Suzanne de Leonard Cohen.

Más cerca, son Ñu y su cantante José Carlos Molina, quienes han llevado la flauta por enseña, y han hecho de ella su signo de identidad en canciones como No Hay Ningún Loco. También Mägo de Oz, con su exitosa Fiesta Pagana.

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