jueves, 13 de noviembre de 2025

The Lamb Lies Down on Broadway

Por suerte o por desgracia, Gervasio era hijo del "Rock Sinfónico" (en España, porque en el resto del mundo se llamó "Rock Progresivo") y esa noche había un tributo a Genesis. En concreto, la banda The Watch interpretaría el álbum "The Lamb Lies Down on Broadway" de cabo a rabo ("from beginning to end"/"from start to finish"), rezaba el cartel anunciador del concierto).

Había quedado con su amigo Manuel, pero éste le había avisado de que iba con retraso. Así que Gervasio se puso a la cola para entrar con tiempo y le esperaría a Manuel en la sala. Entre los aficionados, ya se mascaba la emoción de ver representado en directo uno de los vinilos más icónicos, no sólo de Genesis, sino del estilo progresivo en general. Un par de fans comentaban entre sí maravillas del bolo que The Watch había dado el año anterior en una sala cercana y de menor aforo, tocando íntegros los LPs "Foxtrot" y "Selling England by the Pound". Gervasio recordó haber leído carteles de ese concierto e incluso estuvo a punto de ir, pero, finalmente, no pudo acudir. Sobre todo, lamentaba haberse perdido "Selling England by the Pound", porque, en el caso de "Foxtrot", dos años antes le había visto a Steve Hackett (guitarrista de Genesis en los años 70) ejecutar magistralmente el disco entero en una ciudad vecina. Una vez dentro del local, la exploración inicial del escenario prometía un bolo especial. A la derecha, los teclados y una especie de "mellotron" (a lo Tony Banks), a la izquierda, las guitarras eléctricas y acústicas y una silla (a lo Steve Hackett) y, al fondo, la batería (a lo Phil Collins) y los bajos con algún doble mástil de bajo y guitarra de 12 cuerdas (a lo Mike Rutherford). Curiosamente, "The Lamb" es una "rara avis" en la discografía de Genesis. De hecho, incurre en los excesos del rock progresivo que provocan el rechazo de las audiencias del siglo XXI: álbum "conceptual", historia "bizarra", música "experimental", por no hablar de los disfraces y caracterizaciones que Peter Gabriel usó en las representaciones dramatizadas de la gira original en 1974/1975. No obstante, la sala se fue llenando a buen ritmo y Gervasio le oyó decir a una pareja que el concierto estaba "sold out" desde la víspera. Aprovechando el tiempo muerto que la espera de Manuel le deparaba, Gervasio buscó en su móvil un libro de "The Lamb" y encontró una edición en inglés de un tal Mark Bell. Cuarenta €uros tenían la culpa, así que Gervasio lo dejó en la cesta de la compra de la tienda online, para pensarse más adelante si comprarlo o no. Apenas si se había guardado el móvil en un bolsillo del pantalón, cuando se hizo la oscuridad más absoluta y se empezó a oír una cinta pregrabada anunciando el inicio de la actuación. El público se arremolinó y compactó alrededor de Gervasio, expectante ante la aparición de los músicos en escena. Todo apuntaba a que Manuel se había quedado atrapado en la zona de la entrada, sin poder acceder hasta donde estaba Gervasio y se colocaban habitualmente, al fondo a la izquierda. Gervasio no pudo evitar emocionarse cuando sonaron las primeras notas de la canción homónima del álbum. En un torbellino de sentimientos, se le agolparon en su memoria las horas dedicadas al pirateo de los discos de sus tíos maternos Mario e Iñigo. Por ejemplo, "The Lamb" se lo pasó Mario, aunque no era descartable que su dueño real fuera Iñigo, porque era habitual que Mario se apropiase de los vinilos de su hermano (viceversa, no sucedía, según le había contado su tío Iñigo). Gervasio se ponía de los nervios cuando las casettes vírgenes no reproducían a la perfección el sonido puro de los vinilos, al que añadían una incómoda "musmusilla" en los momentos de menor intensidad o volumen bajo de la música. También sufrió la primera vez que le rayó un disco a su tío Iñigo (en concreto, "Dancing with the Moonlit Knight", la primera canción de "Selling England by the Pound"), y se pasó noches en vela antes de devolvérselo con el ofrecimiento de comprarle uno nuevo (oferta que su tío rechazó). Pero, como penitencia, el rayón (a "poc" por giro del vinilo durante, aproximadamente, 60 segundos de canción, en el intervalo del minutaje entre el 03:33 y el 04:30, para ser más exactos) quedó indeleblemente registrado en la cinta grabada, para la desesperación eterna de Gervasio. La primera parte del concierto transcurrió por momentos estelares para Gervasio como la dramática "In the Cage" y la vacilona "Counting Out Time", hasta llegar a un receso (cambio de vinilo), que Manuel aprovechó para acercarse hasta donde estaba Gervasio. Al saludarse los amigos, resultó que habían estado separados por apenas dos metros durante la reproducción del primer disco. Ambos coincidieron en que el grupo había reproducido fielmente el sonido del álbum de la banda original, por no hablar del timbre de voz del cantante, prácticamente idéntico al del mismísimo Peter Gabriel. "Suenan como el disco", valoró Manuel, quien lo había escuchado más que Gervasio en los días previos al concierto. "En concreto, "In the Cage" (también favorita de Manuel) y "The Carpet Crawlers" me han encantado". En la segunda parte, fluyeron más comentarios y críticas (constructivas): aquí un hallazgo que Tony Banks explotaría hasta el infinito en discos futuros de Genesis (caso de "The Colony of the Slippermen", de la que también se aprovecharía Peter Gabriel en su primer disco en solitario); allá una melodía con la que los "modernos" Flaming Lips estaban claramente en deuda (caso de "It"). Como conclusión, los dos amigos se pusieron de acuerdo en que "The Lamb" era un trabajo exigente que había roto la banda (salida de Peter Gabriel tras su gira mundial de presentación), a la vez que seminal, al abrir nuevos caminos para los propios músicos, así como contribuir a la trayectoria de grupos afines. 

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