viernes, 9 de octubre de 2015

Segundo Premio de Los Planetas

Andoni se dejó caer en el sofá, aburrido, y encendió el televisor con el mando a distancia. Sintonizó el canal de una emisora de rock donde sonaba Segundo Premio de Los Planetas. Su cerebro, en plena ebullición sinestésica, comenzó a percibir colores y a trastocar palabras al son machacón de la batería de Eric y el desbarre melódico de J.


Andoni esperó a que la canción completase el segundo loop para entonar su personal versión de la letra: de niño quería ser un músico ambulante / funambulista sin red o prestidigitador / pero me quedé en simple ilusionista / un escapista de mi propia frustración / y si ahora tú te fueras, si tú me dejaras / nada tendría ya sentido para mí / y es que hay veces que un segundo premio / sabe mejor incluso que ganar.

La mente de Andoni divagaba y no le dejaba escapar de su ensimismamiento. Cuando Eric dio el último golpe de baqueta, su cerebro titubeante se desenchufó. Desconectado, se acercó a la cocina en busca de una cerveza de la nevera. Desgañitarse a pleno pulmón le había provocado un reseco y una picazón insoportables.

Sentía la garganta estropajosa y, como en un fundido a blanco, no se le ocurrió mejor idea que descolgar el teléfono para reclamar su premio de consolación. Andoni escuchó risitas al otro lado de la línea. Risitas caprichosas que le pusieron de los nervios y exacerbaron su frustración.

La espera se le estaba empezando a hacer inaguantable cuando una voz angelical se compadeció de su brutal soledad. Con buenas palabras y un par de consejos le ayudó a sobrellevar el mal rato, su debilidad física y anímica. La canción de Los Planetas había puesto en un primerísimo plano el lacerante dolor de su doble fracaso amoroso y profesional.

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