martes, 25 de febrero de 2014

Delantera Mítica de Quique González

Una vez más Quique González da en el clavo en letras y música. Como poeta urbano sigue en plena forma, rayando a un gran nivel. Sus versos retratan tipos normales que deambulan por el mundo con problemas sentimentales propios de una soltería irredenta ajena al compromiso. El combo con el que ya grabara su anterior "Daiquiri Blues" vuelve a liarla y su sonido está más empastado que nunca. Una madurez estilística que funde fondo y forma en un producto único de calidad suprema. El alter ego de Quique que se vislumbra en Delantera Mítica es algo más canalla de lo que aparenta la timidez crónica del songwriter madrileño afincado en la montañosa localidad cántabra de Villa Carriedo.

Tenía que Decírtelo es puro Quique, con su fraseo entrecortado y poderosas imágenes en forma de originales metáforas, entre las que vuelven a hacer su aparición los recurrentes pájaros. Queda atrás una década de excesos propiciados por la cultura del pelotazo, el crecimiento exacerbado del ladrillo y la proliferación de dinero negro. Y los "presidentes de la desesperación" que "están aquí para cubrir el expediente" y "con el cuchillo entre los dientes" vienen a ser la famosa troika que certifica la defunción de los buenos tiempos. El sonido fluye y la música respira con una cadencia muy apropiada en la batería y un solo a la guitarra que deslumbra por su limpieza y emoción.


La Fábrica arranca con restallantes guitarras en la línea de los Jayhawks. Dentro del mensaje críptico de la letra podemos encontrar paralelismos con una estrofa de la canción "73" de su disco La Noche Americana ya que versa sobre algún amigo caído en garras de la droga: Durmiendo de costado, su dardo envenenado silbándote en la oscuridad.


Dallas-Memphis tiene un aire de corrido mexicano y ronda nocturna en un cruce entre Enrique Urquijo y Joaquín Sabina. El acordeón y el trémolo de guitarras aportan un tono decadente a la historia de alcohol y mujeres de carretera que cuenta Quique. También tiene un toque a "Romance in Durango" del Dylan de Desire con su toque de cantina mariachi.

¿Dónde está el Dinero? es puro rock and roll que recuerda a "Perdone Agente" de su disco Salitre 48. La banda suena a plena potencia, a la altura de grupos de raíces norteamericanos como los mismísimos Wilco y por ahí.


Parece Mentira es un medio tiempo que parece temáticamente anclado entre Avería y Redención y Daiquiri Blues, sin embargo tiene una fuerza increíble, y el duelo de guitarras eléctricas es francamente memorable.

Las Chicas son Magníficas, es una balada con la aportación vocal de Zahara respaldando a Quique en el estribillo. Y su letra también remite a dos álbumes atrás, cuando la ruptura con Rebeca Jiménez era una herida abierta que supuraba a chorros por las costuras de unos versos culpables y desengañados.

Me lo Agradecerás es un standard de las colaboraciones de Quique con César Pop. La versatilidad de la composición al piano y los arreglos glamurosos le dan una dimensión y presencia a la melodía que cada músico se encarga de realzar con sus contribuciones. El solo de guitarra tiene una textura como de oro líquido. Y los coros de la enigmática Zahara remiten a los que Rebeca Jiménez hacía en Kamikazes Enamorados. El verso "Dónde olvidé mi silla de montar?" remite a las imágenes y temática de Avería y Redención.


En Viejos Capos predomina un tempo remarcado con gran sentido rítmico, como de standard americano vía R.E.M. Y en el estribillo Quique nos invita a desengañarnos de los "ídolos / héroes" que nos fraguamos en nuestra imaginación, pero que "no siempre van a estar a la altura" y "fallan" como cualquier humano. Desde el escepticismo del creyente, Quique canta: "Tengo la fe, pero tengo mis dudas / y espero no dejarlas de tener". A fin de cuentas, más que una decepción se trata de aprender a "vivir con ello".

No Encuentro a Samuel cuenta la historia de una farra tras la que Quique acaba durmiendo en su coche hasta que llega el amanecer y puede partir con su inseparable perro Samuel de vuelta a casa. Mientras Quique ha ligado con la bajista de Groupies Eléctricas, Sam se ha ido de perras. Pero como buenos compinches, acaban encontrándose de madrugada en el parking para volver juntos a casa. Durante la juerga Quique ha perdido sus gafas de aviador Ray-ban -que, desde Avería y Redención, viene denominando gafas de Mike, y lo primero que hace es volver a comprárselas. Después intenta contactar con su exnovia (¿Rebeca Jiménez?) que no le coge el teléfono, y llama entonces a su mejor amigo (¿el propio Mike/Leiva?).

En No Hagas Planes se vuelve a hacer palpable la participación de César Pop en la música. Sobre una cortinilla de cuerdas y teclas, Quique entona una entrañable melodía que suena a salmodia "dylaniana" en su época de Desire. En una especie de "carpe diem" vital, Quique nos invita a disfrutar el momento.


Delantera Mítica pone de relieve el perfecto empaste entre la capacidad compositiva de Quique y la interpretación que hace la banda reclutada por Brad Jones en sus últimos dos discos -Daiquiri Blues y este Delantera Mítica-. Se trata de otro tema que rememora la relación de Quique con Rebeca. Como él mismo reconoce, fueron una "delantera mítica" y admite también que "te guardo en el corazón". El tema tiene el encanto de "Los Conserjes de Noche" de su primer disco Personal como un tema que marca un antes y un después entre etapas y permite crecer musical y estilísticamente.

Como tema escondido/extra, Quique nos regala "Es tu Amor en Vano?", una acertada versión en castellano de "Is your Love in Vain?" de Bob Dylan.

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