Hemos visto esta película demasiadas veces desde que estalló la crisis, hasta el punto de convertirse en un auténtico "blockbuster". Aun a riesgo de resultar demagógico, habría que poner freno a esta manida herramienta de propaganda y manipulación informativa. Es cierto que, quien más quien menos, practica esta estrategia del acordeón que podríamos formular como replegarse primero para expandirse después. Pero, al igual que un equipo deportivo que exhibe sobre el terreno de juego un tacticismo rácano y cortoplacista acaba las más de las veces por perder la competición, así también la ciudadanía deberíamos confrontar nuestras humildes decisiones electivas y penalizar estas actuaciones empresariales.
¿O es que ya no aplica la tan cacareada y publicitada Responsabilidad Social Corporativa?
Ignoro si habrá que darse al sexo o a la bebida para recuperar la chispa, de lo que no cabe duda es de que seguimos siendo un país sexista que lo mismo instruye a los miembros de la Policía Nacional en un curso de Primeros Auxilios con chicas en ropa interior que soporta al gañán de Kiko Rivera en horario "prime time" con su prosapia taurina y machista. Personalmente, más bien me inclino por recurrir a la comida y aprovechar la propuesta de deconstrucción del ínclito cráneo privilegiado Ferrán Adriá, si acaso una estrategia del acordeón alternativa, en su versión de cambio no rupturista y de creatividad imaginativa.
A tales efectos no es de extrañar que Venus O´Hara suspire por un "dios doméstico" que cocine como un chef con estrella Michelín, mantenga la casa en orden y suministre descargas eléctricas en forma de orgasmos. Claro que también hay quien, como la modelo Kate Upton, prefiere darse una vuelta por el espacio en bikini. Una forma de combatir la gravedad que nos rodea como otra cualquiera.
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