jueves, 20 de febrero de 2014

Marrakech Express

Viaje relámpago a Marrakech. En el aire la sensación de estar entrando en otra dimensión. Para mi sorpresa descubro un país acogedor y unas gentes alejadas del vendedor de souvenirs pesado que tenía previsto encontrar. La visita al zoco me estresa lo justo. No tengo intención de comprar más que unos pequeños objetos de recuerdo y en seguida doy con lo que busco, así que despacho rápido. Y me sumerjo en la mezcla de olores y colores que hacen que merezca la pena recorrer los laberínticos vericuetos del mercado plagado de puestos fijos y ambulantes.

Para hacerse una idea de la música de viento y percusión que se podía escuchar al anochecer en la plaza Djemaa El Fna, sirva un botón de muestra esta de los Maestros de Joujouka a quienes el difunto ex Rolling Stones, Brian Jones, homenajeara a finales de los 60s.


Bastante menos ajustado a lo que yo presencié es el buen rollo californiano que desprende la postal vacacional de Crosby, Stills & Nash titulada Marrakesh Express, prácticamente coetánea del experimento de "world music" de Brian Jones.


Quitando las palabras introductorias en árabe, entre las que aparece el trilladísimo "cous cous" y la imitación de la flauta a la guitarra, más bien me inclinaría porque el tren al que hacen referencia Nash y Crosby en su letra es fruto de un viaje tras fumar un peta (incluso me atrevería a aventurar que ni siquiera de hachís, sino más bien de marihuana) que a una visita real al país.


En este sentido, más con los pies en la tierra está Chilaba y Cachimba de M-Clan.




Escenarios de las Mil y Una Noches entre columnas, iluminados por farolillos de forja y vidrio.



Suelos alfombrados, asientos acomodados con cojines donde reclinarse y disfrutar de un té en la penumbra.







La cordillera del Atlas discurre majestuosa y coronada de blanco en las proximidades de Marrakech, en claro contraste con el desierto.

Sin embargo, es la razón de que la emblemática ciudad disfrute de su condición de vergel turístico en medio del paisaje hostil que le rodea.

 



 





Para cielos azules y claros esta vista desde una terraza de un hotel sobre Marrakech.








 






 
Jardines de ensueño con estanques y fuentes de agua al anochecer en un palacete a las afueras de Marrakech.

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