viernes, 10 de enero de 2014

Del Periodismo como Negocio Ruinoso

Mucho se viene hablando de que al Periodismo la crisis le está afectando doblemente. Envuelto en la tormenta perfecta de la depresión económica circundante y de la búsqueda de un modelo de negocio que no resulte ruinoso. Ante esta tesitura, resulta complicado salirse del ojo del huracán. El patrón que consiga enderezar el rumbo y llevar la embarcación a buen puerto se coronará campeón en la regata de la supervivencia. Porque hace falta perseverancia, persistencia y cierta dosis de locura para mantener la tensión con tenacidad y ahínco cuando a tu alrededor se derrumba el mundo tal y como lo conocías hasta ahora.

Uno de los problemas del Periodismo reside en que el modelo económico en el que se ha venido apoyando hace aguas por todas sus costuras. Hasta hace bien poco, la información era un bien escaso y, por lo tanto, apreciado. Esto permitía construir entorno a este valor estructuras empresariales potentes, bien en forma de medios de comunicación impresos o audiovisuales. En ambos casos, la inversión en elementos productivos intensivos en tecnología, implicaba la creación de proyectos solventes y con fuerte respaldo financiero.

Pero la expansión de Internet ha conducido este modelo al colapso. La información campa a sus anchas por la web, y de acuerdo con una ley económica básica, la abundancia de un producto lo condena de manera inevitable a su devaluación. Cualquier cibernauta puede consultar infinitas cantidades de información en la red y, a su vez, convertirse en reportero de cuanto le acontece o bien presencia y desea compartir. Esto genera un exceso de oferta que invita a dejar de pagar por informarse. Ante la constatación de esta nueva realidad, los medios tradicionales no salen de su asombro y no paran de dar palos de ciego para solucionar un problema a todas luces irresoluble.

El enigma consiste en quién se atreve a ponerle el cascabel al gato. ¿Derivarán los medios de comunicación de masas hacia un elitismo que sólo unos pocos se podrán permitir pagar? ¿Se podrán reducir las plantillas de las redacciones a su mínima expresión a base de extender la multitarea entre los exhaustos reporteros? ¿Bastará con que profesionales de otras disciplinas y sectores vuelquen su saber en forma de colaboraciones a precios irrisorios o prácticamente gratuitas?

Por otra parte, la cercanía al poder político y económico también ha lastrado la credibilidad del Periodismo como "Cuarto Poder". Y contrapoder que denuncia, equilibra y corrige la acción de gobierno del poder ejecutivo. Por si fuera poco, con los poderes fácticos como la Iglesia y el Ejército cada vez menos en el candelero, el "Quintacolumnismo" de los Blogs tampoco ha cuajado. De hecho, empiezan a elevarse las críticas por los intereses espurios que se ocultan tras las, en principio, bienintencionadas informaciones que allí se reflejan. Vamos, que el Nuevo Periodismo sigue sin tener claro cuál es el modelo a seguir para financiarse debidamente sin colisionar las tan cacareadas independencia y objetividad informativas.

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