martes, 14 de enero de 2014

La Vida Detenida

Días de hacer recuento y promesas para el año entrante. La vida detenida frente a una puesta de sol entre tonos ocres y naranjas eléctricos. La bruma se cierne sobre un horizonte de estáticos molinos de viento. Entre volutas de humo del vecino de mesa me acerco la pecera de Gin-Tonic a los labios y escucho al corazón.

Es un momento "slow" dentro de la vorágine de la vida moderna. En el recuerdo las fiestas pasadas y en lontananza los planes por proyectar. Pero un parón siempre viene bien para sentirse uno mismo como parte de este universo que nos abraza y absorbe.

Queda por ver si seremos capaces de acometer cuanto nos hemos propuesto, que agota de sólo pensarlo. Apenas si hemos escrito la lista de propósitos cuando empiezan a formar parte de otro abandono, de otro fracaso. Cuánto mejor nos iría si postergásemos nuestros deseos para después de otro sorbo, en un ejercicio de azar consciente y consentido.

Dejando hacer, dejando pasar, sometido a las leyes de la casualidad más automática. Procrastinar es pereza y desidia, se nos ha dicho. ¿Pero no es acaso más animal reaccionar de manera refleja al más mínimo estímulo? Un poco en esta línea de elogio a la pereza se pueden leer los poemas que componen mi colección Cajas de Música Muda.

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