La paradoja de la inflación tiene que ver con el justo medio de Aristóteles. Esto es, cualquier extremo es malo, sea por exceso o por defecto. Por ejemplo, la década de los 90s en Japón es conocida como "la década perdida", precisamente, por una inflación cercana a cero que produjo la parálisis del país (estanflación) por el efecto pernicioso que el nulo crecimiento de los precios produce en la economía. En este sentido, tan nocivo es sobrecalentar el motor con subidas descontroladas de precios como enfriar el carburador a base de congelar los precios, con el resultado de ralentizar la marcha de todo un país.
Por ahí se entienden las advertencias tanto de los dirigentes de la Unión Europea como del gobernador del Banco de España, Luis María Linde. Ya que el motor de la recuperación necesita ir subiendo de revoluciones de manera acompasada, de lo contrario, no vamos a alcanzar la velocidad de crucero adecuada para llegar a destino en un tiempo prudencial.
Mientras rebajamos el discurso y enderezamos la situación, no nos queda otra que disfrutar del camino al más puro estilo dolce far niente mediterráneo, y qué mejor que hacerlo en un ambiente disipado y guitarra en ristre.
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