La película es una fiel reproducción de la época, siglo XVII, Holanda como primera potencia marítima de Europa y su burguesía haciendo realidad deseos antes inalcanzables, como disponer de una pinacoteca particular.
Rodeados de un elenco de buenos actores secundarios, como suelen acostumbrar las producciones británicas, la pareja protagonista se sale en lograr la tensión sensual que la escritora Tracy Chevalier imaginó para la gestación artística del cuadro de La Joven de la Perla, novela en la que compuso un fresco de época muy sugestivo y detallista, como por otra parte era la pintura holandesa entonces, con sus estampas burguesas de interior o bien vistas exteriores para mayor gloria de la ciudad retratada.
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