martes, 25 de septiembre de 2012

La Paradoja de la Austeridad y los Juegos de Rol

Consejos doy que para mí no tengo, reza el refrán castellano, y el dicho parece tener predicamento a nivel europeo, si nos atenemos a la noticia que hemos conocido hoy sobre la obra faraónica -desviación de presupuesto incluida- que ha realizado el Banco Central Europeo para dotarse de una nueva sede.

Quiero pensar que, como cualquier otra obra de infraestructura similar, se planificó y financió en tiempos de vacas gordas, y que se inaugure ahora se debe al tiempo transcurrido necesario para su construcción.

En cualquier caso, la mención al refrán me viene bien para criticar una vez más la exagerada afición que nuestros dirigentes le han tomado a la política de recortes -valga el oxímoron- que ahora quieren llamar austeridad. Para austeros nuestros abuelos, que vivieron la guerra. Pero resulta insultante que a quitar lo que se ha ganado a pulso o bien concedido con exagerada generosidad, según se mire, le digan austeridad.

¿O acaso al niño de teta se le puede retirar aquélla sin que proteste, llore y patalee hasta ponerse colorado? Pues en la calle, la paciencia ciudadana está a parecidos niveles de ansiedad y desasosiego, y nuestro límite se acerca peligrosamente al umbral de resistencia de un niño recién destetado.

Lejos de mi intención caer en el populismo y demagogia, pero mi experiencia personal, que no quisiera elevar a la categoría de ejemplo, me dice que no solo el español medio ha vivido por encima de sus posibilidades estos años atrás, sino también la mayoría de las compañías -que parece queda más pomposo que decir empresas-, y si no que me expliquen la razón de ser de las versallescas instalaciones de Telefónica en el Distrito de la Comunicación.

Está claro que, cada vez más, a nivel empresarial el país se divide entre grandes corporaciones -el Estado y las Sociedades Públicas, también lo sería, a su manera- y pymes; las condiciones laborales en cada una de estas dos tipologías de empresa son completamente diferentes en cuanto a seguridad, remuneración y extras de convenio -conciliación, permisos y bajas, vacaciones.

Obviamente, excluid@s de los dos grupos mencionados arriba, se encuentran l@s desemplead@s, con tendencia a eternizarse en el paro de larga duración, pues una vez perdido el impulso de salida que implica la movilidad laboral mientras se está en activo, la correlación entre el tiempo que pasamos en el paro y nuestra empleabilidad es inversamente proporcional.

A modo de parábola, relataré una muestra de dinámica de grupo en una entrevista de trabajo. Me siento con otros nueve aspirantes en una mesa que puede ser  ovalada o rectangular.

De modo que quienes se sitúan en las zonas centrales de la misma, tienen más posibilidades de liderar y dirigir la reunión. Desde fuera y, estratégicamente situados en la estancia en torno a la mesa, un grupo de calificadores tan numeroso como el de los entrevistados, observa el desarrollo de la función.

Sobre el tapete, un tema de actualidad que debemos trabajar los diez aspirantes. El juego de rol está servido, y cada cual intenta aportar su granito de arena para que la ponencia avance en el cumplimiento de los objetivos planteados dentro del tiempo estipulado en el ejercicio propuesto por la comisión evaluadora.

Hasta ahí, todo correcto, lo curioso es la puesta en escena y la diversa tipología de personajes: hay quien habla sin escuchar, oyentes que no hablan, también quien puntea y consolida cada avance para pasar a la siguiente etapa del debate, y quien analiza y cuestiona hasta la extenuación la idoneidad de cada nueva propuesta. Todo ello en un clima de edulcorada educación, pues faltar al respeto a los compañer@s restaría puntos.

Me veo desde fuera y estoy perdiendo claramente a los puntos, pero en un alarde de imaginación lanzo una propuesta que parece bien acogida por el resto de mis compañer@s / competidores y, aunque no creo que sea suficiente para salvarme, hago un rápido recuento de la situación y aplico la Campana de Gauss: elimino a la mujer y al hombre de más edad -lo siento, Rubén-, también a las dos chicas más jóvenes -por estética, aunque parezca mentira, tan guapas ellas-, y me quedo con dos chicos atildados que, casualidad, ocupan frente por frente los puestos centrales de la mesa, así como con dos chicas que han llevado la voz cantante de la negociación con destreza y mesura.

Si cupiese una quinta persona, quizás hasta me incluía, pero me temo que esta vez toca de nuevo que no.

Así que me encomiendo al ángel de la guarda de las selecciones de personal.

Por si ocurre el milagro de estar tocado por la mano de dios, que valore mi ocurrencia, mi escucha respetuosa, y mi resumen analítico de las conclusiones finales de consenso alcanzadas. Por si, sin yo saberlo, soy un tapado que tiene dentro de la Organización quien le coloque en el Olimpo de los elegidos que pasan a la siguiente prueba.

Y así hasta que el cuerpo aguante, por resistencia, por eliminación. Aprovechando el viaje, recordaros que Catalyst son expertos en eventos de dinámicas de grupo orientadas a la comunicación e integración entre equipos de trabajo multidisciplinares.

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