viernes, 11 de abril de 2014

Corazón Prohibido de Gloria Estefan

Hay dos canciones sobre infidelidades y cambios de pareja que siempre me han llamado mucho la atención. Uno de ellos es el Corazón Prohibido de la cubana Gloria Estefan y el otro es Mírala, Míralo de la mexicana Alejandra Guzmán.


En el caso de Corazón Prohibido, surge el flechazo entre dos personas que ya están emparejadas y el empuje con que lo siente la cantante indica que acabará rompiendo sus respectivas relaciones para alumbrar otra nueva. Un tema de rompe y rasga, si bien predomina la fuerza melódica sin perder un ápice de pasión y energía, gracias a una veloz base rítmica/electrónica. La interpretación de Gloria es espectacular, sacando partido a su poderío/chorro de voz y a su sensual color tonal y pronunciación. El estribilllo se te clava como una astilla en el corazón y es imposible librarse de él. Si es cierto que, tal y como dicen los científicos últimamente, somos nuestro cerebro, yo añadiría que somos nuestros sentimientos. La mezcla de ritmo frenético, con interpretación sentida/caliente y los románticos arreglos de cuerda y coros, hacen que el virus que Gloria inocula en nuestros oídos se quede a vivir para siempre en nuestra memoria sensorial.


En el caso de Mírala, Míralo es la cantante quien se encuentra con el pastel, esto es, su novio poniéndole los cuernos con otra en su propia casa/cama al calor del mediodía / combate salvaje / en la penumbra / la hoguera de mis pesadillas. La sensualidad está a flor de piel, pues la despechada Alejandra describe la escena de infidelidad con todo lujo de detalles eróticos. Enfadada e indignada, se desgañita hasta el desgarro mientras la banda toca a pleno volumen. Las agudas guitarras y los despendolados vientos acompañan el cabreo de la artista, secundada por los coros. Sin embargo, incluso en caliente, la duda la corroe y no sabe si condenar o exculpar a su bello (más que el firmamento con un millón de estrellas / mucho más de la cuenta / más que una puesta de sol) amante porque es fácil perdonar cuando se quiere de veras.

De entre mis canciones repelús, no sabría si quedarme con El Hechizo de tu Embrujo o con Mi Único y Puro Amor como sensuales y eróticas demostraciones de embelesamiento ciego y amor fuego.


Así que ahí van ambas, para quien se atreva o bien esté vacunado contra el dolor de oídos.

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