Este himno es un ejercicio de rabia a la guitarra, órgano y piano, y resulta paradójico que el banco ING Direct lo haya elegido para su nueva campaña publicitaria. Como aperitivo, además, se recogen imágenes de un Dylan en plena efervescencia psicodélica, haciendo gala de su facilidad para el collage verbal sobre unos rótulos callejeros. Metraje que recuerdo haber visto en No Direction Home, biografía dylaniana en imágenes firmada por Martin Scorsese, pero que seguramente provienen de Don´t Look Back, el documental de la gira británica que Dylan realizó en 1965, a cargo de D. A. Pennebaker.
En su estado de furia, Bob describe la suerte de alguien derrotado por la vida, tirado en la calle, solo y sin hogar, una oveja negra, un bala perdida, un canto rodado (a la manera del clásico de José Alfredo "El Rey" Jiménez "una piedra en el camino, me enseñó que mi destino, era rodar y rodar, rodar y rodar). Un personaje que en la crisis actual podríamos asociar con los miles de desahuciados y sin techo.
Si bien, lo curioso del enfoque literario y formal de Dylan -exacerbado en la versión fuckin loud de la gira británica de 1966 con The Band- es el tono de imprecación, como si el autor echase en cara y culpabilizase de su fortuna al personaje. Un acercamiento al tema muy anglosajón, por otra parte, cultura donde impera el individualismo y cada cual debe labrarse su futuro más allá de las circunstancias adversas con que se tope en el camino. Un bonito ejercicio de capitalismo salvaje y fresh banking el que nos propone ING Direct, por mucho que lo disfrace de people in progress y se dirija "a todos aquellos que se replantean las cosas".
He aquí mi aportación orientalista en forma de Canción Repelús para aliviar stress y tensiones varias.
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