miércoles, 7 de mayo de 2014

El Extranjero

Tocan tiempos de zozobra económica, en que los datos del paro fluctúan entre la alegría de la hostelería en época vacacional y la sangría del éxodo migratorio de extranjeros retornando a sus lugares de origen y nacionales en busca de mejores oportunidades fuera de España. Un tema universal, que ya tratara magistralmente el escritor francés Albert Camus en su novela El Extranjero y que os invito a recorrer en canciones.

Históricamente, de las crisis económicas siempre han emergido movimientos populistas que culpaban al diferente de los males del país para después expulsarlo. Este rechazo y las consecuentes muestras de racismo las sufrió en sus propias carnes la estrella del Fútbol Club Barcelona, Diego Alves.

La canción People are Strange de los Doors, remite más a la sensación de extrañamiento e invisibilidad que a uno le embarga cuando se encuentra fuera de su lugar de origen, lejos del terreno conocido y familiar. Incluso podríamos decir que apela al aspecto psicológico de la zona de confort. Basta con que nos trasplantemos de residencia, trabajo, amor o amistades para que perdamos pie y nos desestabilicemos emocionalmente.

Una situación muy ligada a los miedos propios y al temor a lo desconocido que alimenta también la canción de Led Zeppelin Immigrant Song, con su aullido inicial a caballo de una sección rítmica y una guitarra que apela a los más bajos instintos de angustia y terror.

Ya en casa, Enrique Bunbury incluyó la canción El Extranjero con su particular visión de la novela de Camus en su álbum de renacimiento Pequeño -cuya gestación recoge en su reciente libro Pequeño: El disco que salvó a Bunbury, Josu Lapresa, redactor jefe de la edición española de la revista Rolling Stone-. Y grabó esta versión en directo dentro de su gira de presentación Pequeño Cabaret Ambulante.

Para terminar, El Sitio de mi Recreo, un refugio donde curarse las heridas de la alienación y enajenación psicológica de la que hablábamos al principio, ideado por el malogrado y genial Antonio Vega.

Recuerdo haberle visto en directo en una forma física similar a la del vídeo e impresionaba la fuerza de espíritu que tenía para llevar el peso de las interpretaciones y de los punteos con la guitarra eléctrica -con pedales de mano en lugar de pie, eso sí- y aguantar el concierto entero, corto pero intenso. Incluso en esas circunstancias desprendía luz, así que no me extraña que la familia esté indignada con el documental Tu voz entre otras mil, del que critica que únicamente refleja el lado oscuro del artista.

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