jueves, 8 de mayo de 2014

Los Hombres que no Aman a las Mujeres

Como aita de dos niñas pequeñas cada vez me escandaliza más la amenazante presencia de las continuas agresiones contra las mujeres. Un recorrido somero por la sección de sociedad de la prensa nacional nos sirve para descubrir la iniciativa No es hora de callar, que anima a denunciar la violencia sexual.

A nivel internacional, una campaña liderada por famosos estadounidenses -desde la primera dama Michelle Obama al actor y director Sean Penn- presiona para que los chalados de la secta radical islamista de Boko Haram no vendan como esclavas a más de 200 alumnas nigerianas secuestradas. Además, un informe estima que 20.000 mujeres mueren cada año a manos de sus familiares en el mundo por contravenir la tradición.

En Dinamarca, la trilogía de ficción Millenium del sueco Stieg Larsson se hace más real que nunca, ya que según un reciente estudio el 52% de las danesas admite haber sufrido maltrato. Siendo la tasa más alta de la Unión Europea, podría ser causa de vergüenza para el país nórdico, pero también lo es de elevada autoconciencia femenina, pues en otros países más retrasados en sensibilidad social está costando mucho reconocer la violencia hacia las mujeres como la lacra que es.

He aquí algunas de las mejores canciones que denuncian este fenómeno machista.


Bebe con su canción Malo de su disco Pafuera Telarañas es una guerrera con causa en la denuncia de la violencia ejercida por los hombres en las relaciones de pareja.


María se Bebe las Calles de Pasión Vega es otra muestra de protesta, con una letra muy trabajada.


Diana Navarro canta Déjala Correr, que se centra más en el egoísmo masculino y el maltrato psicológico.


La Mala Rodríguez es una de mis preferidas, si el rap ya es una música de denuncia en sí misma, cuando le añades letras demoledoras como las de Nanai, se convierte en una máquina de reivindicación y justicia social.



Por último, Olaia Aretxabaleta canta Gaur ez zaitut entzungo un rap en euskera y castellano que visualiza el miedo que nuestra sociedad inocula en las mujeres en forma de temor a provocar al hombre para evitar las consecuencias de sus  reacciones violentas.

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