martes, 13 de mayo de 2014

Ese Oscuro Objeto de Deseo

El grupo inglés Pink Floyd rindió homenaje en dos de sus principales discos, The Dark Side of the Moon y Wish You Were Here a su primer líder/cantante/compositor, Syd Barrett. En el primero, de manera implícita, entre otras complicaciones de la vida moderna como la ansiedad (Breathe), el miedo a la muerte en vuelo (On the Run), la llegada a la vida adulta y la asunción de responsabilidades (Time), el consumismo (Money), la complejidad de las relaciones interpersonales (Us and Them), aparecía finalmente el riesgo de quiebra mental ante el stress y las presiones por alcanzar el éxito y cómo gestionarlo (Brain Damage y Eclipse).

En el segundo, la letra de Shine On You Crazy Diamond, es clara y explícita a la hora de narrar el auge y caída de Syd. Quien pasó de ser un potencial genio a quedar atrapado en la esquizofrenia, enfermedad que seguramente estaba en la base de su personalidad, pero que sus allegados piensan que acabó por aflorar tras una larga temporada de abuso y mezcla de drogas (Alcohol, Hachís, Marihuana, LSD, Mantrax ...) entre 1966 y 1968. Tampoco ayudó su concepción artística del rock, cuando era una música dominada por la industria discográfica, como pronto descubrirían sus excompañeros (Have a Cigar y Welcome to the Machine).


Pero si hay una canción que encierra en sí la desgracia de la partida y ausencia del genio perdido esa es Wish You Were Here. De alguna manera, los componentes de Pink Floyd (Roger Waters, David Gilmour, Rick Wright y Nick Mason) habían alcanzado las mieles del éxito y miraban hacia atrás reconociendo el mérito del compañero caído. En agradecimiento de su impulso inicial, sin el que quizás no habrían llegado a la cima donde se encontraban en aquellos momentos triunfantes.


Ese bufón sonriente a quien en más de una ocasión sus amigos Waters y Gilmour habían intentado sacar de las tinieblas de su discapacidad para reconducir su carrera musical en solitario. Como cuando produjeron conjuntamente su primer disco The Madcap Laughs, cuya primera canción Terrapin versiona Dave en directo.


Sin olvidar la influencia de Syd en la onírica y sensual The Great Gig in the Sky, donde la majestuosidad al piano de Rick y las reverberaciones a la steel guitar de Dave dan paso a una desatada interpretación soul en la voz de la soprano Clare Torry, que incendia la imaginación y la libido como la mejor literatura erótica.

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