martes, 20 de mayo de 2014

Let It Be Me

Últimamente escucho hablar a menudo sobre reinventarse, cambiar y evolucionar. Practicar el desapego con las malas experiencias del pasado y los bienes materiales para ser una persona más perfectible e íntegra. Todo eso está muy bien, pero echo en falta aquella vieja receta de tomar a cada prójimo por quien es, sin querer mejorarle a nuestro entender y conveniencia.

Let It Be Me de los Everly Brothers apela a esos defectos e imperfecciones que todos tenemos y que afean la convivencia, pero que sin ellos no seríamos nosotros. Y, por lo tanto, quien quiera vivir a nuestro lado, debería comprender y tolerar. La primera vez que escuché esta canción fue en boca de mi admirado Bob Dylan. Una versión un tanto torpe incluida en su LP Selfportrait que, sin embargo, desde el principio me dio la medida de lo poderosa y gran canción que era, aun en el falsete imposible de Bob.


Este corte corresponde a una sesión grabada para el álbum Shot of Love, en la que Bob más bien grazna. En esta época, Dylan acostumbraba hacer covers con la banda en el propio estudio para entrar en calor y empastar el combo antes de meterse con las nuevas composiciones que quería registrar.


Para versiones angelicales esta de Willie Nelson con Sheryl Crow. Impresionante por donde se mire por su delicadeza, desnudez y concisión instrumental. A destacar las voces de ambos cantantes, con ese inicio prácticamente a capella y la espectacular steel guitar. El piano pespuntea la melodía y cuando entra la harmónica es para hacer un solo antológico. Los pasajes más eróticos en los que él confiesa que cada vez que hicieron el amor él se sintió completo/satisfecho, no dejan de resultar chocantes, viendo la diferencia de edad que existe entre los dos artistas.


La interpretación de Elvis en formato Big Band en directo en Las Vegas en 1970 es difícilmente superable.


Nuestro internacional Julio Iglesias lo intenta, con la aportación de un sensual saxofón, pero ni por esas.

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