miércoles, 7 de mayo de 2014

Our House

Leo que le han concedido al arquitecto norteamericano Frank Gehry el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y no puedo por menos que pensar en el Museo Guggenheim Bilbao, esa casa con perro (Puppy) que quiso la providencia nos plantasen en medio del Botxo. He aquí un breve recorrido por las estancias de diferentes casas en clave de rock.



La primera casa rock de la que tengo recuerdo es Our House de Madness en 1982. También uno de mis tres primeros discos. En ella, el grupo británico despliega su impostada locura para rememorar viejos tiempos compartiendo piso en el medio de la calle al más puro english way.


Al otro lado del Atlántico, Crosby, Stills, Nash & Young también incluían un tema titulado Our House en su disco Déjà Vu de 1970. Aquí el tratamiento, lejos de ser gamberro, es más bien sentimental y timorato -gorgoritos a tutiplén-, a la manera romántica de Graham Nash, con flores en el huerto y leña en el fuego junto al amor de su vida.


My House de Lou Reed incluida en su álbum Blue Mask de 1982 es tan bizarra que asusta. Pues junto a un canto al amor marital que había encontrado junto a Silvya Morales -my writing, my motorcycle and my wife, por ese orden-, reconoce que su casa está habitada por el espíritu del poeta y profesor de literatura del músico en la Universidad de Syracusa, Delmore Schwartz, a quien ya dedicara su canción European Son en el primer disco de la Velvet Underground.


Pero si hay una canción de la que llegué a disfrutar incluso en concierto en los 80s, esa fue La Casa de la Bomba del grupo barcelonés Brighton 64. Una gozada de savia mod más allá de las islas británicas.

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