El Money de Cabaret es un homenaje al music hall de entreguerras. Money makes the world go round. Un slogan nada romántico, pero pragmático a fin de cuentas. Las divertidas interpretaciones de Liza Minnelli y Joel Grey han quedado para la historia en la formidable película de Bob Fosse de 1972.
Pero si alguien recurre enfáticamente a los sonidos metálicos del crematístico elemento, esa es la banda Pink Floyd en su Money del álbum The Dark Side of the Moon de 1973. Mientras el cantante y guitarrista Dave Gilmour era más de chicas, el baterista Nick Mason más de coches y el teclista Rick Wright más trascendente, al bajista y letrista Roger Waters le dio por liarse con su educación familiar socialista y pergeñó una crítica voraz al capitalismo en el justo momento en que su grupo despachaba un disco que le haría acreedor a una fortuna en forma de royalties por derechos de autor y rentables giras mundiales.
Musicalmente, nunca me ha gustado el riff al bajo de Roger Waters. Reconozco que es identificable entre un millón y el sello de fábrica de la canción. También sirve en la primera parte de la canción para que Gilmour nos eche el sermón de turno. Pero donde de verdad cobra intensidad el tema es con el solo de guitarra de Dave. Hasta el punto de desmadrar a la banda y hacerles perder el compás durante un tramode improvisación que suena fresco y rotundo. Sobre todo en el duelo que se establece entre la guitarra de Dave y el órgano de Rick.
Money, Money, Money de ABBA nos mostraba a Frida en el papel de cantante principal, secundada por Agnetha. Y criticaba el machismo imperante en la sociedad, donde la riqueza estaba en manos de los hombres. Money, money, money, must be funny, in the rich man´s world. Money, money, money, always sunny, in the rich man´s world.
Quién nos iba a decir que Material Girl Madonna le iba a dar la vuelta al verso para convertirlo en Love makes the world go round en su disco True Blue de 1986.
Pero si alguien recurre enfáticamente a los sonidos metálicos del crematístico elemento, esa es la banda Pink Floyd en su Money del álbum The Dark Side of the Moon de 1973. Mientras el cantante y guitarrista Dave Gilmour era más de chicas, el baterista Nick Mason más de coches y el teclista Rick Wright más trascendente, al bajista y letrista Roger Waters le dio por liarse con su educación familiar socialista y pergeñó una crítica voraz al capitalismo en el justo momento en que su grupo despachaba un disco que le haría acreedor a una fortuna en forma de royalties por derechos de autor y rentables giras mundiales.
Musicalmente, nunca me ha gustado el riff al bajo de Roger Waters. Reconozco que es identificable entre un millón y el sello de fábrica de la canción. También sirve en la primera parte de la canción para que Gilmour nos eche el sermón de turno. Pero donde de verdad cobra intensidad el tema es con el solo de guitarra de Dave. Hasta el punto de desmadrar a la banda y hacerles perder el compás durante un tramode improvisación que suena fresco y rotundo. Sobre todo en el duelo que se establece entre la guitarra de Dave y el órgano de Rick.
Money, Money, Money de ABBA nos mostraba a Frida en el papel de cantante principal, secundada por Agnetha. Y criticaba el machismo imperante en la sociedad, donde la riqueza estaba en manos de los hombres. Money, money, money, must be funny, in the rich man´s world. Money, money, money, always sunny, in the rich man´s world.
Otra canción que me ha gustado desde el primer momento que vi el videoclip es Price Tag de Jessie J. Su desparpajo a la hora de cantar y el swing de las guitarras y bajos me parecen muy atractivos y pegadizos. Aunque la música es deudora del Prince más comercial, Jessie tiene el mérito de hablar/rapear sobre ese colchón funkie con un groove increíble, y de sacar su vozarrón estilo Rihanna cuando la canción lo requiere. Un temazo y una pedazo de artista. Si bien la letra, en línea con el pop moderno, no deja de ser un tanto frívola e insustancial: It's not about the money, money, money. We don't need your money, money, money. We just wanna make the world dance. Forget about the Price Tag.
Como Rihanna. Su Pour It Up es un tema duro y explícito en letra e imágenes. Una crítica mordaz del consumismo y el despilfarro. Un toque de atención amplificado por su posición estelar para que tomemos conciencia de dónde acaba el dinero que gastamos, sobre todo cuando se trata de la explotación sexual de la mujer, por desgracia de tanta actualidad.
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