lunes, 16 de abril de 2012

La Vida Invisible de Juan Manuel de Prada


En primer lugar, vaya por delante que me gusta la obra de Juan Manuel de Prada, es más, podría afirmar, incluso, que se trata de uno de mis autores preferidos.

Su estilo inconfundible, adjetivado, engolado y hasta churrigueresco, raya lo kitsch y hasta lo ridículo en ocasiones, pero en mi opinión siempre consigue salir airoso y con donaire de cualesquiera charcos se empeñe en meterse, narrativamente hablando, gracias a su aliento de gran novelista.

La Vida Invisible consiste en un juego de espejos en el que como casi siempre, la realidad acaba superando a la ficción.





En lo que supongo un ejercicio de libro dentro del libro, el protagonista se embarca en la investigación de la vida invisible, tras el estrellato, de una otrora exitosa modelo y actriz sicalíptica, como gusta decir el narrador, esto es, una pin up, artista de variedades o burlesque, a caballo entre la insinuante sensualidad erótica y la provocadora excitación pornográfica (como Dita von Teese en la foto, por ejemplo, en pose similar a la chica de la ilustración de la portada del libro).








Juego de espejos, decimos, porque lo que en principio es una búsqueda en los márgenes de la vida de una persona por completo ajena al protagonista, más allá de su puntual fanatismo hacia el personaje en sí, acaba tornándose una situación refleja e incómoda en la piel de una chica con quien el narrador está a punto de tener un affaire, pocos días antes de su boda, durante el viaje que emprende de Madrid a Chicago tras el rastro de la mencionada olvidada artista americana.







La equiparación que se establece entre la vida de la antigua artista de variedades y la chica que pudo haber sido la pareja del protagonista, nos traen al recuerdo la afirmación de Oscar Wilde de que la realidad imita al arte.

Por último, me consta que el estilo resabiado y adornado, así como ciertas reconvenciones y tesis / pensamientos que muy bien podrían atribuirse al propio escritor, más que al ocasional narrador, alejan a muchos lectores de la prosa de Juan Manuel de Prada pero, sinceramente, creo que el esfuerzo de darle otra oportunidad a sus novelas tiene, a cambio, una gratificante recompensa.

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