miércoles, 25 de abril de 2012

Plan B de Javier Álvarez (Plan)

Plan B es un muy buen disco de Javier Álvarez.

El otrora cantautor del Metro / Retiro, quiso quitarse desprenderse de esa etiqueta y pasarse al pop, y la verdad es que lo logra con matrícula desde su disco Grandes Éxitos.

Dos discos después, y tras un sobresaliente Tiempo Despacio, este Plan B es un doble CD que reseñaremos en dos posts, empezando por el primer disco.

Vaya por delante que tenemos a Javier Álvarez por un superdotado a quien la industria agotó / cansó en algún momento del camino, bien por las exigencias, bien por el trabajo tonto que rodea a todo artista con un cierto renombre.

Tras una crisis nerviosa y de identidad, Javier Álvarez volvió con fuerzas renovadas y retomó su carrera más en clave de artista pop-art que de songwriter al uso, aunque siga creando mayormente su propio material.

El primer disco de Plan B, Plan (a secas), se inicia con Caro Diario, una canción llena de sorna sobre el egocentrismo que nos invade, el artista se mira en su diario y su espejo para preguntarse por el futuro, por el amor, por la imagen que proyecta, y así hasta preguntarse por el truco para ser feliz, con turuta vacilona final incluida.

Jaleo, es un compendio de extraños versos a caballo entre la España cañí y la modernidad, mi Norte es tu Sur, mi Sur es tu Norte.

Eñe, es un entrañable himno a esa letra que define a España como marca / país, también poblado de poesía indescifrable, pero que funciona muy bien en clave de pop sin pretensiones, martes y trece ni te cases ni te embarques, eso dice la tontuna popular, en vuelo raso hacia el ocaso.

La Perra es una de esas canciones que por ella sola merece la pena pagar el importe del disco. Un ejercicio de rapsoda sin música, pero con aliteraciones, expresiones y gemidos sublimes.

Lo Siento, no soy tan gilipollas, viene a ser la autocrítica de una generación que ha encontrado tarde su sitio en esta sociedad y considera que, hasta cierto punto, ha sido engañada. Javier empeña su Premio Ondas en el rastro para marcarse un tour por Soria. Parece que le iba mejor cuando pasaba la gorra en el Metro / Retiro que ahora que es un artista establecido en la industria musical.

Así que se tira de lleno en manos del carpe diem de Horacio, rosas, sol y lluvia, ese trío que define el enfoque disfrutón y dolce far niente de la vida  frente a la estricta atadura del compromiso de la máquina de hacer dinero que es el sector discográfico.

Love Business, es una paradoia del Show Business, there´s no business like love business.

Huí, es una crítica a la sociedad actual al estilo de Lo Siento, donde Javier describe perfectamente su crisis nerviosa, un día de estos en que no te ves, huí, primero telepizzero después al Banco Central, me gusta más Woody Allen que un psiquiatra de la ciudad.

Seco, guitarras acústicas danzarinas y juegos de voces con fémina preciosos, la letra como un instrumento más al servicio de la canción.

Miedo, guitarras eléctricas asesinas y ominosas, invadiéndolo todo con fuego y luz, y la letra en línea con el sentimiento que Javier intenta transmitir, rabia, dolor, rencor.

Tiempo de Luz, canción indefinible en la onda de Lo Siento en cuanto a la parte del gozo de la vida se refiere. Reseñables la percusión y los vientos.

Septiembre, lectura irónica desde el punto de vista de una mujer sobre cómo ve valorada por el género masculino, y los hombres nos prefieren así, geishas huecas de feudal sonreír, sobre todo los domingos cuando pierde el Madrid, en la próxima curva me apeo de un tranvío llamado deseo.

Top of the World, es una magnífica versión de la canción de Patty Griffin en la que Javier se rompe la voz, y el caos que genera por detrás la banda está a la altura del mejor indie, grunge o como se quiera llamar el ruidismo más en boga. Arden los surcos con el incendiario tratamiento de guitarras y la muy remarcable y percusiva batería.

Intermezzo no deja de ser la melodía de Tiempo de Luz al piano y en clave clásica, como si se tratase de una danza de ballet o similar.

Por último, el trabajo de Suso Saiz a la producción, tratamiento de guitarras y arreglos, es de matrícula de honor.

El sonido de las cuerdas parece cine verité, comparable con la labor de Rick Rubin haciendo trastear las guitarras de Johnny Cash y sacando la herrumbre cazallera y aguardentosa de su voz en sus grabaciones para American Recordings.

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