miércoles, 25 de abril de 2012

The Piper at the Gates of Dawn de Pink Floyd (Cara B)

 
Interstellar Overdrive es un paseo espacial con todos los componentes propios de los Pink Floyd de la época Barrett que ya habían quedado apuntadas en la primera cara de The Piper at the Gates of Dawn, esto es, ruiditos varios, guitarras psicodélicas, percusiones a base de caja y platos, un bajo monótono y machacón, y unos teclados sutiles en ocasiones y muy marcados cuando Rick toca el órgano Farfisa con su característico estilo.




El riff de guitarra incendiaria está muy logrado y es deudor de una canción de Love.
  
 
Da la sensación de que Syd, al verse liberado de las voces, da rienda suelta a su imaginación y proyecta su metálico timbre a lo largo del mástil, con trallazos imprevisibles y fuera de toda lógica o tono, pulsando más que tocando las cuerdas e incluso golpeándolas como si se tratase de un instrumento de percusión para buscar el límite de la tensión que las cuerdas están habituadas a soportar.

The Gnome es otra canción de cuna, de elfos del bosque y demás duendecillos enigmáticos, con mucha guasa y sorna especial, también la podríamos calificar de infantil y naive.

La guitarra y voz nos llevan por un mundo de fantasía que se balancea entre la realidad y la ficción.


La pronunciación de Syd es enfática y muy british, esto es, marcando perfectamente las terminaciones de las palabras, man / can, Grimble / Crumble, eating / sleeping / drinking, wining / dining / biding, en la mejor tradición británica de cuentos infantiles desde nuestro adorado Lewis Carroll y su Alicia en el País de las Maravillas.



Chapter 24 es un catálogo de incógnitas y de preguntas sin respuesta, basado al parecer en el I Ching. Su sonido está marcado por los platos de Nick y el órgano de temática oriental de Rick.

El mismo órgano orientalizante y una percusión como de caballo al trote / galope, arropan una composición ciertamente extraña, The Scarecrow.



The Bike es una pequeña locura muy estilo Barrett que finaliza el disco muy arriba, tal y como habían concluido la primera cara con el Take thy Stethoscope and Walk de Roger, y la banda aprovecha los últimos minutos de metraje para incluir una nueva sesión de ruiditos varios tan característicos del grupo.



En fin, The Piper at the Gates of Dawn es un hito tanto en la historia general del rock, como en la particular de la psicodelia, considerándose prácticamente su alumbramiento, si bien en su proceso se quemó hasta hacerse polvo un cometa / estrella fugaz llamado Syd Barrett.

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