miércoles, 30 de mayo de 2012

Exile on Main Street, The Rolling Stones (Disco 1)

Exile on Main Street es un excelente vinilo de los Stones, y una obra maestra en CD. Y me explico, para ser un vinilo doble le sobra metraje, sin embargo, si pinchamos las dieciocho canciones en CD, resulta que tiene tan solo tres / cuatro canciones más que lo que se estilaba en los nuevos lanzamientos en CD hasta hace dos / tres años, y su hora larga de duración no es para nada excesivo.

Si, además, tenemos en cuenta que una canción de relleno de los Stones en su mejor etapa de los 70s vale lo que muchos CDs completos actuales, pues creo que la explicación está dada.

Qué decir de Rocks Off, pues que se trata de un clásico con la sección rítmica más efectiva del rock ever seen / vista jamás. Se suele hablar de Groove para definir este sonido Stone, pero yo prefiero tomarlo por el lado jazzy, tan querido de nuestro estimado Manuel Vicent, y decir de Bill Wyman / Bassman y Charlie Watts / Drummer que tocan con Swing.

Al riff de Keith Richards le sigue Mick Taylor con sus arpegios y adornos siempre estilosos y atentos al menor cambio de acorde del líder espiritual de los Stones. Aprovecho para decir que la alineación con Mick Taylor es, en mi opinión, y con todos los respetos para el finado Brian Jones y Ronnie Wood, the best ever in the Stones´s history.

Los vientos de Bobby Keys y Jim Price aportan profundidad a la canción, y no podemos olvidarnos del piano de Nicky Hopkins, que le añade ese toque de boogie-woogie al tema.

Rip this Joint es una veloz canción de la que Mick clava con su gritona pronunciación, y también está arropada saxo, trompeta y piano.

Shake your Hips es una versión de un tema de Slim Harpo, y tiene ese aire bluesy tan del gusto de los Stones en sus primeros años, cuando Brian Jones era responsable del sonido del grupo en igualdad de condiciones con Mick y Keith, antes de que los Glimmer Twins se pusiesen a componer los éxitos del grupo, dejando de lado al celoso / insoportable de Brian -decir que Jesús Ferrero ha publicado recientemente una novela titulada El Hijo de Brian Jones.

Casino Boogie es para mí un tema menor con alardes a la guitarra solista de Mick Taylor y al saxo de Bobby Keys.

Tumbling Dice, como Rocks Off, es otro momento cumbre en la producción de los Stones.

El arranque es muy sentido, con la electricidad presente desde el minuto uno, y el tema transcurre en esa clave, hasta que el estribillo se abre en un lamento gospel para pronunciar el título de la canción, enfatizado por el redoble de batería de Charlie y la guitarra llorona de Mick.

Notable es también la labor al piano de Ian "Stu" Stewart, más conocido por sus labores de rootier con el grupo, pero estimado internamente como el sexto Stone.

En la tercera vuelta, el coro nos lleva en volandas hacia la eclosión / explosión de la tensión acumulada, en una celebración y desahogo como pocas veces nos proporciona una canción rock, hasta su definitivo fundido y final.

Sweet Virginia abre la segunda cara de este primer disco, y es un ensalmo gospel, una salmodia catártica de extraordinario poder curativo, pues hermana borracheras y aúna amistades rotas como por arte de birlibirloque.

La guitarra acústica de Keith y la armónica de Mick inician Sweet Virginia, y después entra Taylor con la Slide Guitar. La voz de Mick suena como desde ultratumba, con un efecto no buscado de eco, quizás acatarrado, pero consigue infundir esa sensación gospel de New Orleans, con el coro desgañitándose detrás de Mick para llegar siquiera a su altura.

Y la fiesta es total, con la banda desenfrenada y disfrutando del jolgorio colectivo.

Torn and Frayed es otro tema de relleno, a mi parecer, con pocos aspectos reseñables, más allá de lo que decíamos al principio de esta reseña, de que no deja de ser un tema de la, en mi opinión, mejor formación de los Stones.

Sweet Black Angel es un largo y meritorio número acústico con aire entre bluesy y country & western, como ya ocurría con Shake Your Hips. Charlie aparca la batería para pasarse a la percusión y las guitarras acústicas campan a sus anchas detrás de la voz y armónica de Mick.

Loving Cup cierra el primer disco y es una balada conducida por el piano de Nick Hopkins, en la que Mick se pelea con el resto de la banda por imponer su voz sobre el pequeño caos generado por el combo a plena potencia.

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