jueves, 24 de mayo de 2012

Facebook y el Millón de Amigos de Roberto Carlos

Ya me lo decía un conocido nada más salir Facebook a Bolsa, Facebook kaputt, Facebook va a petar, no va a aguantar el precio de salida de sus acciones ni un mes.

Y, efectivamente, así ha sido, y no es que mi conocido sea un gurú bursátil, un tiburón del parqué ni nada que se le parezca, sino que tiene toda su lógica.

A ver, siempre se ha dicho que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de las manos ... y, seguramente, nos sobra una mano.

A qué viene entonces este fervor por computar amigos de Facebook, cuando la cantidad obviamente crece en demérito de la calidad, según la teoría de la productividad marginal decreciente, enunciada por el famoso economista David Ricardo.

Por lo tanto, a más número de amistades, las relación que se establece con cada uno de esos amigos se devalúa, ya que cada vez nos vemos obligados a dar un perfil más bajo.

Esto es, el mínimo común múltiplo, no vaya a ser que uno se ofenda, o bien no nos interesa que este otro sepa este chascarrillo o pueda ver aquella foto comprometida.

En consecuencia, una relación como la amistad, basada en la confianza, se torna más interesada que otra cosa, hasta el punto de que la propia jerga, el perfil, por ejemplo, nos recuerda a la fotogenia que buscaban los famosos tipo Julio Iglesias, buscando su lado bueno para retratarse y evitar que les pillasen desprevenidos o in fraganti desde el lado malo.

Esto es, Facebook invita a una amistad desnaturalizada, y de ahí al photoshop, el engaño y la mentira, no hay más que un paso, el mismo que ha mediado entre la valoración inicial de las acciones de Facebook en su aclamada salida a Bolsa y su valor real.

¡Si hasta el dueño, Mark Zuckerberg, nos había sustraído el detalle de su boda de su perfil!

¿Qué monstruoso sentido de la amistad es éste?

Ahora los clientes se sienten estafados por los lobos de las agencias de colocación Morgan Stanley y Goldman Sachs, y denuncian la jugada / el tocomocho sufrido.

Pero al igual que para que un timo funcione se necesita de la pericia del timador y de la avaricia del timado, yo les diría que soliciten la hoja de reclamaciones, como en cualquier establecimiento hostelero, y a esperar turno a la cola de demandantes.

Ya lo dice el refrán, otros vendrán y bueno me harán, estará pensando Madoff desde su lujos@ confinamiento / reclusión.

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