Tu Rostro Mañana es una novela inmensa, de lo mejor que se ha escrito en los últimos años.
Javier Marías borda un espléndido relato con su estilo denso, mesurado y sinuoso, como el fluir de un río por los meandros de su curso en una cálida, a la vez que fresca, tarde de verano.
Dando una puntada aquí y otra allá, rebusca en los más recónditos recovecos y se cobra piezas que, aun estando delante de nuestros ojos, somos incapaces de ver sin la ayuda de su capacidad para la percepción intuitiva del detalle esencial, así como su sensitiva inteligencia deductiva.
Por eso no nos extraña que sus libros sean tan difíciles de llevar al cine, pues aun siendo Javier un enamorado cinéfilo, precisamente por ello, huye de escribir en sus novelas aquello que la cámara se basta para filmar por sí misma.
Fiebre y Lanza es el primer volumen de los tres que componen la trilogía.
En Fiebre, el mismo narrador / protagonista de Todas las Almas, vuelve a Inglaterra y lo vemos en la antesala de un empleo que cambiará su vida de forma significativa, asistiendo por un lado a una fiesta desternillante, y reflexionando después sobre ciertos hechos acontecidos en la Guerra Civil Española, y no precisamente el menor de los mismos, la traición por delación sufrida por su padre a manos de un antiguo conocido / amigo. En Lanza, el narrador / protagonista se inicia en un trabajo que consiste en interpretar los gestos y las palabras de determinados sujetos para prever sus movimientos futuros. Esto es, analizar desde la observación los actos que vayan a realizar mañana y, en la medida de lo posible, anticipar también sus consecuencias. También incluye una reflexión sobre la campaña de silencio que se llevó a cabo en Inglaterra a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, para evitar desvelar información relevante al enemigo.
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