sábado, 5 de mayo de 2012

Purple Rain de Prince and the Revolution (Cara A)

Purple Rain es el álbum más representativo de Prince. Mediados los años 80s el Pop tenía su Rey, Michael Jackson, y Prince actuaba como su Príncipe.

Aunque las denominaciones parecen dejar claro el rango de cada cual en el universo pop ochentero, yo siempre fui más de Prince que de Michael.

Su afán experimental y su genio innovador abrieron un sinfín de caminos inexplorados y su legado musical aún perdura con dignidad entre nosotros, al margen de su estética kitsch de los tacones, las chaquetillas toreras y las camisas con chorreras.


 
Let´s Go Crazy se abre con Prince a capella con el único acompañamiento del órgano, hasta que entran las bases rítmicas y su propia guitarra, disparando el número hacia una locura colectiva.

Los trallazos de la brillante guitarra de Prince son épicos, y la banda grita con su líder, sin que ninguno desentone, desde los teclados hasta las programaciones, bajos y baterías.




En su línea, Prince aprovecha prácticamente cualquier ocasión que se le presenta para arrimar el ascua a su sardina, y la temática sexual es explícita.

La pieza finaliza con un riff repetido hasta la saciedad y un punteo rabiosamente descarnado, marca de la casa, con los redobles de tambores como si estuviésemos en un concierto en directo.

La percusión inicia a continuación y sin apenas silencio / descanso, la siguiente canción.




En Take Me with U, Prince se declara perdidamente enamorado de su chica, y quiere que se lo lleve con ella, allí donde vaya. Es un tema menos urgente que Let´s Go Crazy, pero de gran tensión sexual también, y se Prince lo resuelve con eficacia apoyado en unos teclados y arreglos de cuerda que llevan el peso de la melodía.

The Beautiful Ones es directamente sensual, con mucho murmullo seductor y gritos desatados de exaltación celebratoria, muy en la línea de Rick James, Isaac Hayes, y por ahí.

Computer Blue es un temazo llevado a un ritmo elevado y con gran revuelo de principio a fin, si bien hay un interludio en el que se sosiega sobre la guitarra de Prince, hasta que se funde con el siguiente tema.



Darling Nikki pone punto final a la Cara A de Purple Rain, con Prince haciendo alarde de todos los recursos que son propios de su estilo, recita con sensualidad las circunstancias que rodean a su encuentro / conocimiento de Nikki, para después pasar a la premura y exigencias que una bomba sexual como Prince precisa de su compañera, con todo tipo de grititos émulos del acto sexual que se puedan imaginar, mientras la banda acompaña la escena con un sonido descocado.

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